Cuando los tratamientos iniciales de la insuficiencia renal ya no son eficaces,

Por lo general, la insuficiencia renal crónica tiende a empeorar independientemente del tratamiento, y si no se trata es mortal. La diálisis o trasplante de riñón pueden salvar la vida del paciente.

Marcos que causan o agravan la insuficiencia renal deben corregirse tan pronto como sea posible. Estas acciones incluyen: una corrección de los desequilibrios de sodio, agua y equilibrio ácido-base, la eliminación de las sustancias tóxicas de los riñones, el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, la hipertensión, las infecciones, las altas concentraciones de potasio o calcio la sangre (hipercalcemia) y cualquier posible obstrucción del flujo de orina.

Una corrección completa de la dieta ayuda a controlar la acidosis y concentraciones crecientes de potasio y de fosfato en la sangre. Una dieta baja en proteínas (0,2 g de peso corporal 0,4 g por 0,5 kg ideal) puede reducir la concentración de iones que surge cuando la insuficiencia renal es insuficiencia renal crónica terminal cuando es necesario realizar diálisis o trasplante de riñón. Los diabéticos generalmente necesitan dicho tratamiento antes de lo que aquellos que no sufren de esta enfermedad. Cuando la dieta es muy preciso o cuando uno tiene que comenzar la diálisis, se recomienda como complemento que contiene las vitaminas del grupo B y vitamina C.

La alta concentración de triglicéridos en la sangre, con frecuencia entre los que sufren de insuficiencia renal crónica aumenta el riesgo de ciertas complicaciones, como accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. Los medicamentos como gemfibrozil pueden reducir los triglicéridos, aunque no se ha demostrado que estos medicamentos reducen las complicaciones cardiovasculares.

Durante el curso de la insuficiencia renal, los cambios del asiento generalmente determinan la cantidad de agua consumida. A veces restringido el uso de agua para evitar la concentración de sodio en la sangre disminuye también. Por lo general, no se limita el consumo de sal (sodio), a menos que haya acumulación de líquido en los tejidos (edema) o aparecer hipertensión. Hay que evitar los alimentos con un alto contenido de potasio, como sustitutos de la sal, y una alta concentración de potasio en la sangre (hiperpotasemia) (Vea la sección 12, capítulo 137) es peligroso, ya que aumenta el riesgo de arritmias y paro cardíaco. Si el valor se eleva demasiado potasio, los medicamentos se pueden administrar como el sulfonato de poliestireno de sodio, que se adhiere a lo que es incluso se elimina con las heces; Sin embargo, a veces se requiere de diálisis de emergencia.

La formación de los huesos puede verse afectada si determinadas circunstancias persisten durante un largo tiempo. Estas condiciones son la presencia de una baja concentración de calcitriol (derivado de la vitamina D), bajo consumo y la absorción de las concentraciones de fosfato de calcio y alta y la hormona paratiroidea en la sangre. La concentración de fosfato en la sangre se controla mediante la restricción del consumo de alimentos ricos en fósforo, como los productos lácteos, el hígado, las legumbres, los frutos secos y la mayoría de los refrescos. Los medicamentos que se adhieren a los fosfatos, tales como carbonato de calcio, acetato de calcio e hidróxido de aluminio (un antiácido estándar), por vía oral, también pueden ayudar.

La anemia es causada por la incapacidad de los riñones para producir cantidades suficientes de eritropoyetina (una hormona que estimula la producción de glóbulos rojos). La anemia responde lentamente a la epoetina, un medicamento inyectable. Llevar a cabo transfusiones de sangre sólo cuando la anemia es grave o causa síntomas. Los médicos también buscan otras causas de anemia, en particular las deficiencias de ciertos nutrientes de la dieta, como el hierro, el ácido fólico (folato), y vitamina B12, o un exceso de aluminio en el cuerpo.

La tendencia a la hemorragia en la insuficiencia renal crónica se puede evitar temporalmente para transfusiones de glóbulos rojos o plaquetas, o la administración de fármacos tales como la desmopresina o estrógenos. Esto puede ser necesario el tratamiento después de una herida o antes de un procedimiento quirúrgico o la extracción de un diente.

Los síntomas de la insuficiencia cardíaca, que suelen ser el resultado de un exceso de retención de sodio y agua, mejora si reducir la cantidad de sodio en la dieta. Diuréticos furosemida y bumetamina también pueden ser eficaces, incluso cuando la función renal es escasa. Los aumentos moderados o severos de la presión arterial se tratan con medicamentos antihipertensivos actuales para evitar el deterioro de la función cardíaca y renal.

Cuando los tratamientos iniciales de la insuficiencia renal ya no son eficaces, se considera la diálisis a largo plazo o un trasplante de riñón.