2014年10月7日星期二

Cómo sé si tengo enfermedad renal crónica


¿Por qué es peligrosa la enfermedad renal crónica?

Cuando los riñones no funcionan correctamente, dejan desechos en la sangre. Los desechos pueden acumularse y enfermarlo. Esto puede causarle problemas del corazón y aumentar su riesgo de pérdida ósea, fracturas, anemia (disminución de los glóbulos rojos, que transportan el oxígeno en el cuerpo), insuficiencia renal total y otros problemas graves. También puede causar la muerte.

¿Cómo sé si tengo enfermedad renal crónica?

Su médico puede analizar su sangre u orina para saber qué tan bien están funcionando sus riñones. Estas pruebas miden la cantidad de desechos en la sangre o de proteína en la orina. Una cantidad alta de desechos en la sangre o de proteína en la orina puede indicar que hay daño en los riñones.

¿Qué es la enfermedad renal crónica en fase inicial?

Su médico puede decirle que tiene enfermedad renal crónica “en fase inicial” si sus riñones sólo han dejado de funcionar un poco. El objetivo del tratamiento para la enfermedad renal crónica en fase inicial es retardar el daño a los riñones.

Si sus riñones ya no funcionan debidamente para eliminar los desechos, es posible que tenga enfermedad renal crónica “en fase terminal”. Con el tiempo, las personas con enfermedad renal crónica en fase terminal necesitarán la diálisis (tratamiento que usa una máquina para eliminar los desechos de la sangre) o un trasplante renal.

En la mayoría de las personas, la función renal se va deteriorando lentamente conforme aumenta la edad. Los riñones que presentan daño pueden dejar de funcionar con más rápidez.

Hemodiálisis
Es una técnica de depuración extracorpórea que consiste en poner en contacto, a través de una membrana semipermeable, la sangre con un líquido que contribuye a que se depure y se desprenda del agua excedente y de los solutos urémicos (toxinas que se acumulan como consecuencia de la disminución del filtrado glomerular).

Suele practicarse tres veces por semana durante 3-5 horas por sesión, dependiendo del paciente y su situación individual.

Antes de comenzar la hemodiálisis se requiere la preparación de un acceso vascular, es decir, la preparación del sitio desde donde se sacará la sangre para dirigirla a la máquina de diálisis y donde volverá una vez depurada. Para ello, es necesaria una pequeña intervención quirúrgica generalmente en el antebrazo. Lo más habitual es que se cree una fístula uniendo una arteria con una vena, lo que origina un vaso de gran calibre desde donde se puede sacar y meter sangre fácilmente. Con menos frecuencia se implanta un injerto artificial entre una arteria y una vena o, rara vez, se utilizan catéteres directamente a la vena.

Habitualmente las fístulas se pueden utilizar durante muchos años sin problemas, sin embargo, existe un pequeño riesgo de complicaciones, como infecciones, trombosis, hemorragias, etcétera, que pueden llegar a ser importantes.

Diálisis peritoneal
El peritoneo (membrana que tapiza las paredes de las cavidades abdominal y pelviana y cubre las vísceras) actúa en este caso como membrana semipermeable.

Es una forma sencilla (aunque a primera vista pueda parecer complicado de entender que la depuración pueda hacerse “en nuestra propia tripa”) de practicar diálisis en el propio domicilio del paciente, lo que permite adaptar el tratamiento a su estilo de vida y actividades diarias.

Se usa principalmente en pacientes con alteraciones cardiacas, niños, diabéticos, ancianos o pacientes con contraindicación para la hemodiálisis; sin embargo, este método no puede emplearse en personas que tengan el peritoneo dañado (a causa de una peritonitis o adherencias).

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